
Cuando un presidente mexicano termina su período recibe de la clase politica un trato especial que va más allá de su pensión económica. Se trata de un pacto politico que les garantiza que todas aquellas decisiones del pasado que pudieran haber afectado intereses politicos, económicos y sociales, no sean usadas en su contra con fines de perjuicio.
Sin embargo, la presidencia de Felipe Calderon Hinojosa se presenta, hasta ahora, como el primer caso que no requerirá ese tipo de garantías, pues haber fallado en su promesa de generar empleo es algo que le puede pasar a cualquier presidente en México; empero, el daño causado durante su sexenio a la delincuencia organizada, a pesar del aparente beneficio social, podría presentársele como un problema aún más grave al término de su período, pués hoy no es dificil que militares y policias federales garanticen su seguridad, pero después quién va a decirle: “sobre mi cadáver, señor expresidente” . . . y si su partido sale de Los Pinos, menos valientes habrá.
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